La historia de la cordobesa Maribel Oviedo es sinónimo de lucha estoica y resiliencia sin tregua ante las adversidades que la vida le fue poniendo en su camino. Años atrás, su caso de fibrosis quística conmovió a todos. Pese a todo, en su cara siempre se dibuja una sonrisa. Su férreo espíritu la ayuda a seguir adelante y proponerse metas que tienen que ver con sus gustos personales.
Desde que nació el 17 de enero de 1993 convive con esta enfermedad sin cura, la misma que padecieron sus hermanos Micaela, Marisol (gemela) y Omar. Pero sólo ella logró sobrevivir. Y dice que sigue “luchando por ellos, para honrar su memoria”.
Hoy, Maribel tiene 32 años biológicos y el festejo de su cumpleaños dura dos días seguidos, porque cada 18 de enero también se cumple un nuevo aniversario del doble trasplante de lóbulos pulmonares con donante vivo (de papá y mamá) que le permitió seguir viviendo, desde aquel verano de 2012. Y tiene un tercer día calendario que es motivo de brindis: el 7 de mayo. Ese día de 2018, la joven recibió un trasplante de riñón vital en el Hospital Córdoba (también de su papá).
Maribel trabaja en la Legislatura de Córdoba desde abril de 2013, poco más de 14 meses después de su trasplante de pulmón en Porto Alegre (Brasil). En aquel entonces se desempeñó en la Legislatura Histórica de calle Deán Funes 94. Años después quedó en planta permanente a través del cupo laboral para personas con discapacidad, en el área Intendencia. Y, desde la inauguración del nuevo edificio legislativo hasta el presente, cumple su servicio en avenida Olmos 580.
En 2023 trabajó para la exlegisladora Verónica Garade en su último tramo de gestión. Actualmente, presta funciones para la legisladora Graciela Bisotto.
En su labor en la Legislatura, le agradan especialmente los temas deportivos. “Me interesa ayudar en proyectos vinculados con el deporte, y también los relacionados con la fibrosis quística; junto a otros colaboradores generamos iniciativas y se las entregamos a la legisladora”, comentó.
Fútbol, cuarteto y “la Mona”
Maribel es una apasionada del fútbol, además de confesa hincha de Talleres. Le gustan los bailes y el cuarteto “de antes”: el de Gary, el de Fernando Bladys y, especialmente, el de Carlos “la Mona” Jiménez.
“Soy muy ‘Monera’, es un ídolo y lo amo; tengo una conexión con él, nos llevamos bien y me considera su amiga”, destacó.
Incluso, recordó luego: “Un viernes de 2010, antes de ir al Sargento Cabral, fue a visitarnos a Marisol y a mí en nuestra casa. Incluso una vez hasta me hizo subir al escenario a cantar ‘Señor mayor’, el tema que me gusta; y siempre que me ve en el baile me pide que lo cante con él”.
Vida laboral
Además de empleada legislativa, Maribel es periodista deportiva. Se recibió en 2015 tras cursar en el Instituto Superior Mariano Moreno. Afirmó al respecto: “Siempre me gustó el periodismo. Desde cuarto grado de la escuela primaria ya teníamos talleres periodísticos y en la secundaria hice la especialidad comunicación social. Ahí me dije: ‘esto es lo mío’ y decidí estudiar esta profesión”.
Después completó: “Cuando tuve la enfermedad y me entrevistaban los medios dije que quería ser periodista deportiva. Tras ser trasplantada, el Mariano Moreno me regaló una beca y pude hacer la carrera”.
Su pasión por el fútbol hizo que Maribel orientara su profesión hacia este deporte. Por eso, desde hace un tiempo cubre la Liga Cordobesa de Fútbol.
Además, creó la plataforma Por La Liga Cba (en Instagram, Facebook y YouTube) y, a través de este medio digital, junto a otros colegas periodistas efectúan coberturas y transmisiones de partidos de los clubes locales.
Anhela ser reconocida por su trabajo como periodista y no por su pasado vinculado con la fibrosis quística. “Me gustaría ser más entrevistadora y menos razón de entrevista por mi enfermedad; igual, a veces ando en la calle y escucho que dicen: ‘mirá, ahí va la periodista de Por La Liga’, y me siento genial”, remarcó.
Presente auspicioso
El presente de Maribel la encuentra muy contenta. “Estoy en mi mejor etapa en lo laboral y en lo familiar; y también con la salud, mejoré mucho desde el trasplante de riñón”, aseguró.
Desde agosto de 2024 se independizó y vive en un departamento de barrio Los Plátanos, en la ciudad de Córdoba. Atrás quedó su etapa de residencia junto a sus padres Ernesto y Mariana Koval en barrio Jardín, aunque el vínculo sigue siendo tan fuerte como siempre. Allí también quedó su perro Floki.
“Ahora que vivo sola estoy tratando de disfrutar más a mis papás, los visito regularmente”, señaló.
No obstante, sus situaciones de salud no terminan con la fibrosis quística. En 2024 enfrentó un cáncer de útero y el 1° de noviembre pasado atravesó por una cirugía exitosa. Una psicóloga la ayuda a transitar sus contratiempos.
Así y todo, Maribel se considera “muy positiva”. “Aunque hayan pasado cosas negativas, trato siempre de encontrar lo positivo. Si uno piensa ‘¿por qué a mí, por qué a mí?’, no termina viviendo. Y las cosas pasan para ayudarnos a crecer, a madurar”, reflexionó.
Además de los médicos que la atienden en Córdoba, Maribel sigue realizando tratamientos periódicos en Porto Alegre, con ayuda de la Provincia. “La última vez que fui me encontraron mejor de mi capacidad pulmonar”, resaltó.
También destaca la importancia de donar órganos. De hecho, los trasplantes le ayudaron a optimizar su calidad de vida. Ya no usó más la mochila de oxígeno, ni fueron necesarias las nebulizaciones y las sesiones de fisioterapia.
El libro propio y la fe
En 2015 Maribel escribió la autobiografía “Lucha, dolor y vida”, en la que cuenta su dura historia y la de su familia. “El sueño de mi hermana Marisol y mío era tener un libro propio; en Brasil pedimos comprar un cuadernillo para cada una y contar ahí todo lo que nos pasaba, y las dos escribimos, ella incluso de cuando yo estaba en el quirófano”, recordó.
El tema de la fe está presente en Maribel, quien se confiesa “creyente” en Dios y estuvo a punto de conocer al Papa Francisco en el Vaticano, en octubre de 2013.
“En mi peor etapa, internada en el hospital y con análisis que daban mal, me pasaron a terapia; pedí un cuaderno y una lapicera a una enfermera, me dibujé con los cables conectados y recibiendo el diploma de la secundaria. A los pocos días, el jefe de terapia me dijo que los análisis empezaron a dar bien y volví a sala común”, rememoró.
Luego continuó: “Dios tiene un propósito y no sé si ya lo cumplí o falta; Él les da las peores batallas a quienes puedan sobrellevarlas y siento que mi hermana era más débil que yo, no sé si habría soportado estar sin mí”.
El gran desafío
A la par de su mejora de salud, los médicos le recomendaron a Maribel hacer ejercicio. Por eso, a principios de mayo empezó a trotar con la ayuda de profes del gimnasio de su barrio. “Me ayuda a despejar la mente”, sostuvo.
Aunque hace algunos años ya se había animado a participar caminando en una maratón de 10 kilómetros, ahora tiene otro desafío por delante.
“Mi meta es prepararme para participar en una maratón en diciembre, aunque sea trotando”, anticipó.
Y otro sueño que tiene es viajar como periodista a cubrir el Mundial de Fútbol 2030.
