En pleno debate sobre la urgencia para sancionar una prórroga de la ley de biocombustibles, legisladoras y legisladores de la Comisión de Ambiente visitaron el pasado jueves un establecimiento ejemplo de la bioeconomía y la economía circular, “Las Chilcas”, productor de bioetanol, ubicado entre las localidades de Rayo Cortado y Villa María de Río Seco en el norte de la provincia de Córdoba.
“Tenemos una empresa muy diversificada, hoy estamos focalizados principalmente en energías renovables, basados en una economía circular con generación de valor agregado”, dice Mario Aguilar Benítez, propietario y director del establecimiento en el que trabajan 91 empleados, aplicando tecnología e innovación de manera sustentable.
“Las Chilcas” produce granos de maíz y soja que son reutilizados para generar nuevos productos. “El objetivo es convertir estos granos en distintos productos: biocombustibles, carne porcina y bovina. Con una economía circular, logramos reutilizar cada desperdicio de una unidad de negocios y transformarlo en un nuevo producto o insumo para la próxima unidad de negocios”, explica.
Un biodigestor convierte los desechos de la granja porcina y de la producción bovina en gas metano, que quemado en una caldera produce la energía para alimentar la planta de bioetanol. “El biodigestor produce también un fertilizante, que será utilizado para fertilizar el maíz que se produce para tener carne vacuna, biocombustible y alcohol”, agrega el ingeniero Javier Williams.
En este contexto, la aprobación de la prórroga de la ley de biocombustibles es clave para poder sostener la continuidad de la producción y las fuentes de empleo. “La importancia que tiene hoy la ley de biocombustibles en Argentina es crucial. Es lo que define si como país y como sociedad queremos ir hacia el cuidado del ambiente y hacia intentar, de a poco, de dejar de consumir combustibles fósiles para mejorar nuestra huella ambiental. Hoy por hoy los biocombustibles tienen un 70 % menos de impacto ambiental”, dice Benítez.
El propietario y director de “Las Chilcas” considera que el gran esfuerzo e inversiones realizadas para el desarrollo de la industria de biocombustibles se verían coartados de no aprobarse la prórroga de la ley, o si no se mantiene el nivel de corte. “Si no renovamos lo que tenemos como mínimo de corte es muy probable que muchas plantas cierren. Lo que es triste es que se hizo un esfuerzo muy grande para el desarrollo de esta industria, y hoy la cortaríamos de cuajo sin la aprobación de la ley, y probablemente empezaría a haber enormes despidos en un sector que le ha hecho tan bien al país”, sostiene.
El productor destaca la federalización lograda con el desarrollo de la industria de biocombustibles. “Se ha logrado un montón de desarrollo territorial, porque estas plantas no están centradas en Buenos Aires, sino en distintas partes del país. Y esto tiene un impacto enorme, más desarrollo, más empleo, más valor agregado, más eficiencia, más ambiente, y es una pena porque iríamos a contramano de a donde está yendo el mundo, y el mundo hoy está yendo a bioenergías”, señala Benítez.
“El mundo está yendo hacia un menor uso de combustibles fósiles y nosotros con esta ley vamos acompañando ese proceso; sin esta ley no lo vamos a acompañar”, afirma.
Acerca de los biocombustibles
Cabe recordar que los tres biocombustibles que tienen un rol preponderante en actual producción nacional son el biodiesel, un combustible sustituto del gasoil que proviene del aceite de soja; el bioetanol de caña de azúcar que es un sustituto de las naftas y el bioetanol que proviene del maíz, también sustituto de las naftas.
En la actualidad, el biodiesel tiene un corte del 10%, es decir, que de cada 100 litros de diésel que se compra en Argentina, 10 litros los aporta el ‘combustible verde’ biodiesel. En tanto, cada 100 litros de nafta, 12 litros pertenecen a bioetanol vegetal: seis litros provienen de la caña de azúcar y seis del maíz.