Este lunes, en el salón del auditorio de la Legislatura de Córdoba, se realizó un acto en conmemoración al 28° aniversario del atentado a la Sede Mutual Israelita Argentina (AMIA) en la ciudad de Buenos Aires.
Participaron de la jornada la legisladora Nadia Fernández; el viceintendente de la Ciudad de Córdoba, Daniel Passerini; el presidente de DAIA filial Córdoba, Luis Klinger; y concejales y legisladores de distintos bloques. Además, estuvieron presentes miembros de instituciones judías de la provincia como Macabi, OSA, CUI, entre otras. La conducción del evento estuvo a cargo de la periodista y locutora Rebeca Bortoletto.
En su relato, la legisladora Fernández destacó los trabajos en conjunto que se vienen llevando a cabo desde la legislatura y la comunidad judía. “Desde esta Legislatura, venimos trabajando en conjunto con la comunidad judía de Córdoba y con sus entidades representativas, como la DAIA. Fue así que logramos que la provincia de Córdoba sea la primera en adherir al término ‘antisemitismo’, aprobado por la Alianza Internacional para el Recuerdo del Holocausto, de la que Argentina es país miembro”, expresó la Vicepresidenta de la Unicameral.
En ese sentido, la legisladora de Hacemos por Córdoba agregó que la norma “vino a completar las acciones que la provincia impulsa contra la discriminación y a favor de los derechos de las distintas minorías, para construir una sociedad en diversidad”.
Qué fue el atentado a la AMIA
El atentado a la AMIA fue un ataque terrorista con coche bomba que sufrió la AMIA, ubicada en la calle Pasteur 633, en pleno barrio Once de la Ciudad de Buenos Aires, el lunes 18 de julio de 1994.
Con un saldo de 85 personas asesinadas y 300 heridas, algunas fuentes lo consideran el mayor atentado terrorista de la historia argentina.
Fue también el mayor ataque contra objetivos judíos ubicados fuera de Israel desde la Segunda Guerra Mundial. La comunidad judeoargentina, con casi 300.000 personas, de las cuales más del 80% vive en la Ciudad de Buenos Aires, es la sexta mayor del mundo.
El atentado sacudió a la sociedad argentina. Miles de personas se acercaron al lugar para colaborar con las tareas de rescate, tanto de las víctimas, como de libros, documentos y esculturas que constituían una parte importante de la memoria de la comunidad judía argentina.